Miro mi estado en whatsapp, no sé por qué, hace rato que lo
colgué y no suelo revisarlo.
Ahora lo hago. Lo miro.
Aparece su foto, su nombre y “justo ahora” en pantalla.
Está mirando la misma pantalla que yo en el mismo instante
que yo. Un instante que se llama justo-ahora.
Cuando miras el estado y abres la ventana blanca de los que
lo han visto, el tiempo del estado se para.
Aparece mi prima, ha mirado el estado en ese justo-ahora dos
minutos después, y aparecen dos “justo ahora”. Imposible que existan dos “justo
ahora”, justo-ahora es una milésima de segundo que pasa. Pero la pantalla finge
parar el tiempo.
Cierro la ventana de los observadores de estado de whatsapp
y la línea blanca que marca el pasar del tiempo del estado sigue corriendo,
veloz, más allá del final de “justo ahora”.
Un tiempo virtual, una pantalla, una foto, un justo-ahora, hemos
parado justo el tiempo.
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