La vida de Brian es muchas cosas en mi historia, la que más: Eulalia y yo contándonosla en Lisboa mientras íbamos a ver un piso en Benfica.
Simon, Inés y Gemma no participan en la conversación, caminaban junto a nosotras, sin hablar, creo. Si la cámara del recuerdo los enfoca a ellos, estaban preocupados, con razón, llevábamos tiempo en la ciudad y no encontrabamos piso, empezábamos a valorar la opción de separarnos por si eso facilitaba el encuentro de alojamiento; si la cámara nos enfoca a Eulalia y a mí reíamos de recordar la escena de los romanos o la de Loretta o la de las faltas en el acusativo de Brian en el muro...
Risa de esa que te hace llorar... Sé que Eulalia también lo recuerda. Y eso me devuelve el recuerdo y la sonrisa.
De la casa de Benfica solo recuerdo que daba al cementerio y sus puertas parecían de barco.
Al final, sí encontramos donde vivir juntos, un edificio amarillo en la Rua Leite de Vasconcelos, frente al bar del Charlatán, así apodamos al dueño más silencioso de todos los bares que haya podido frecuentar.
Gracias Terry.
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