Estoy ante el texto más difícil que he escrito nunca. Hasta ahora.
Sin dramas añadidos.
He aprendido que lo que no se
integra difícilmente puede escribirse desde la verdad, sin embargo, ayuda a
integrar el mismo hecho de escribir y en sí, esta paradoja encierra el secreto
de mi vida. Sin palabra no hay sentir, sin sentir no hay palabra.
¿Qué detona
ambas cosas?
La acción. El viaje. El movimiento.
¡Ahí vamos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario