En los años 30 Val del Omar se enamoró.
Ella a sus ojos era lo mejor del mundo.
Su olor.
Su cabello.
Su presencia.
Ocupaba el lugar exacto entre sus brazos y entre ellos gritaba a los cuatro vientos todo el amor que sentía.
Gritaba tanto que despertaba a los vecinos, gritaba tanto que rompió el cristal de las ventanas.
Estaba tan lleno de amor que a nadie le extrañó que el 3 de mayo de 1932 explotará su corazón en mil mariposas.
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