Si me acompañas

Ahora estoy leyendo La Divina Comedia, ya sabes, de Dante Alighieri, si te apetece, me acompañas.

miércoles, 11 de noviembre de 2020

Se llamaba Fiódor Mijáilovich Dostoyevski, nació el 11 de noviembre de 1821

Dostoyevski es el examen que más recuerdo de la universidad. “Tolstoi o Dostoyevski”: esa fue la pregunta. Literatura rusa, era la asignatura. Ricardo San Vicente, el profesor. Yo estudiante de hispánicas con escarceos por otras tierras literarias.

Dostoyevski es el libro que elegí cuando un amigo me dijo "elige los que quieras", Memorias del subsuelo y también un poemarío de José Hierro.

Dostoyevski fue la casa que busqué en Moscú. Emoción de ver las paredes que habitó. Alexis dice que soy la groupie de Kafka, no sabe que soy la de Dostoyevski también.

Dostoyevski es Los hermanos Karamazov en su versión teatral de 9 horas en polaco con subtítulos en catalán, dirigida por Krystian Lupa, que vi con mi hermana en el Teatre Lliure en el 2005.

Dostoyevski fue la caja de música que Oleg hizo para mí.

Dostoyevski fue saber que se puede sentir de una determinada manera que parece locura, pero que no debe serlo tanto, porque otros estuvieron ya ahí.

Dostoyevski fue (y será, una nunca deja de amar a quien amó) uno de mis grandes amores literarios y espirituales.

Hay muchos acontecimientos en su vida que me fascinan, tal vez el que marca el punto de inflexión el que más.

Colaborar con grupos liberales y revolucionarios en la Rusia zarista le lleva a ser condenado a muerte y está a dos minutos de ser fusilado con plena consciencia del instante. “No puedo creer que me vayan a fusilar”. Es indultado, junto a todos sus compañeros. Recién rebocada la condena escribe a su hermano. Ante la muerte que parecía inminente sus últimos recuerdos habían sido para Mikhail, uno de sus seis hermanos, y para los hijos de este, y siente en ello que lo ama, “te quiero, amado hermano mío”, y así se lo escribe en una carta antes de ir a la cárcel en Siberia, donde leerá por primera vez el Antiguo Testamento y, probablemente, los Evangelios. 

10 años le costará la condena de trabajos forzados y estancia en una cárcel siberiana en el siglo XIX. Hasta 1857 no recuperará por completo su libertad. Tiene 36 años cuando retoma la fama que con Pobres gentes había probado a sus 24.

Luego llegará su Crimen y castigo y todo lo demás...

 


 





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