GPS. Volver a centrar tras lo inesperado

A veces, el camino toma direcciones que no esperabas, o aparecen en él claros y árboles que no salían en el mapa, el mapa nunca es el territorio, y te dispones a que el camino te proponga el siguiente paso, disponible te sientes, no ausente de miedo, pero disponible, confiando en las propias alas y, sobre todo, contando con l@s que caminan a tu lado. Confiando también en las alas, la intuición y el cuidado de los viejos y los recién incorporados caminantes.

El camino, decía, te obliga a volver a centrar el GPS, revisar la brújula y, en consecuencia, vaciar la mochila de lo que ya no es. No es algo que se haga con esfuerzo ni visitando las propuestas de Marie Kondo, simplemente, cada cosa, persona o creencia que habitaba en la mochila decide si quedarse en ella o no. Y le agradeces a lo que ya no es, por el trayecto compartido; y a lo que sigue a tu lado, por seguir formando parte. No hay apego, recelo ni rencor. Solo coherencia (¡como si fuera poco!) y escucha.

Como después de la tormenta llega la calma, al caos le sigue el silencio y al silencio, la acción y la dedicación.

Entre tanto vacio y silencio se hace paso la gratitud, la fe y un mapa tan lleno de incertidumbre como de esperanza.

Las 22h.
Buenas noches
Y buena suerte