- ¿Por qué no juegas con los demás?
- Porque prefiero jugar solo.
- Ah
- ...
- Está bien..., y ¿en qué consiste tu juego?
- Paso tierra de ahí a ahí.
- ¿Y haces una montaña?
- Sí.
- ¿Y tiene nombre tu montaña?
- ... no.
- Bueno, está bien, en realidad, las montañas no suelen tener nombre.
-...
- ¿Y tú? ¿Cómo te llamas?
- Nil.
- Yo me llamo Inma.
- ¡Hola!
- Hola, Nil... ¿sabes?, como ahora ya nos conocemos, cuando nos encontremos yo te diré "¡hola, Nil!" y tu me dirás "¡hola, Inma!". ¿Vale?
- Vale
Y Nil ha sonreído tanto que me he ido muy contenta. No estaba muy segura de que Nil supiera sonreir, pero sí sabía.
a mi también me ha enamorado este chiquillo
ResponderEliminarDios los cria y ... ellos se buscan
ResponderEliminar