J trabaja como publicista y es feliz. Supongo. Pero un día su sangre se vuelve contra él. O a favor, depende del momento de la historia de Jimmy en el que estés. Y se enferma. Diagnósticos, médicos, pasillos. Ingresa en un hospital y pasa horas postrado en la cama. Tiene miedo y, a veces, llora. Se hace el fuerte, pero no le sale muy bien. Pierde peso y cree que con él la fuerza. De tanto mirar al techo, el techo le cuenta. Y así pasa Jimmy su enfermedad. Supongo.
Jimmy Liao tiene 40 años cuando empieza a dibujar y a escribir que es lo que más le gusta hacer.
E me dijo que pensó en mi en cuanto la vio y que estaba deseando enseñármela que era la librería que más me iba a gustar del mundo. Hace algunos años de eso y desde entonces paso muchas tardes por allí. Es uno de los lugares en los que más me gusta estar. E tenía razón.
Mis pies han querido ir hoy hasta allí y Jimmy en forma de libro amarillo ha venido a contarme que a veces las teteras viejas funcionan como lámparas mágicas si uno tiene claros sus deseos.
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