Si me acompañas

Ahora estoy leyendo La Divina Comedia, ya sabes, de Dante Alighieri, si te apetece, me acompañas.

miércoles, 9 de julio de 2014

Estoy contenta y aprendo, también al revés

Aprendo. Aprendo mucho y todo el tiempo. Y cuanto más aprendo más vislumbro lo mucho que queda, lo poco que sé. Capas y capas hasta llegar a una esencia que desconozco. Espejos, retos y compañeros de viaje. Aún me queda tanto, que me duele que la vida sea tan corta. Tal vez, hayan otras después donde retomar el hilo y seguir donde lo dejamos; me reconforta ese pensamiento, sin más fundamento que la intuición. Puede que confunda intuición con ilusión y deseo, pero ¿quién no?

Aprendo. Y escucho los ojos ajenos y  las palabras propias que salen desde un lugar que no conozco del todo. Dolores antiguos que no duelen ya, pero que aún avisan a las lágrimas, probablemente por costumbre o por una emoción aún no etiquetada por mi, vienen a visitarme. Y yo sólo respiro, observo, me observo y creo aprender algo, sólo creo.

Y aunque ya no me duele, quiero volver a leer aquel poema que habla de eso precisamente, de sentirse atrapada en lo que parece vida, aunque la vida sea ya otra cosa. Era de Pedro Salinas



No quiero que te vayas,
Dolor, última forma
De amar, me estoy sintiendo
Vivir cuando me dueles
No en ti, ni aquí, más lejos;
En la tierra, en el año
De dónde vienes tú,
En el amor con ella
Y todo lo que fue.
En esa realidad
Hundida que se niega
A sí misma y se empeña
En que nunca ha existido,
Que sólo fue un pretexto
Mío para vivir.
Si tú, dolor, no me quedaras
Dolor irrefutable
Yo me creería;
Pero me quedas tú.
Tu verdad me asegura
Que nada fue mentira.
Y mientras yo te sienta,
Tú me serás, dolor,
La prueba, a lo lejos,
De que existió, que existe,
De que me quiso, sí,
De que aún la estoy queriendo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario