Si me acompañas

Ahora estoy leyendo La Divina Comedia, ya sabes, de Dante Alighieri, si te apetece, me acompañas.

lunes, 5 de agosto de 2013

La vida es un milagro




Jueves 1 de agosto, en realidad  

W es en realidad M, pero decidimos, él y yo, llamarle así por su parecido  a cierta W –neurótico, hipocondríaco, inteligente y sensible, de los 4 adjetivos: él se ha dedicado sólo dos; los otros los pago yo- .

Bien, W me descubre el concepto MacGuffin. Es un elemento dentro de la ficción que sirve como leitmotiv, como guiño recurrente y puede  hacer de detonante para que la historia vaya hacia delante o tenga un punto claro de partida aunque luego se pierda por el camino y, suele ser tan irrelevante, que nadie se dará apenas cuenta. 

 Hay miles de Macguffins en el cine, Rosebud de Ciudadano Kane o la maleta de Pulp Fiction son ejemplos de ello. 

Nuestro Macguffin de hoy serán dos piñas coladas. Las pedimos porque nos gusta la copa de las compañeras de mesa, una piña colada decorada, bonita aunque inapropiadamente, con una fresa; la camarera, una inglesa desganada, nos sirve nuestras copas decoradas con una lima, pero ante nuestra decepción compartida nos trae dos fresas en un platito.

De una manga llamada Wikipedía me saco el As de cómo Hitchcock explica en el libro-entrevista con François Truffaut, el origen de la palabra MacGuffin:

“La palabra procede del music-hall. Van dos hombres en un tren y uno de ellos le dice al otro “¿Qué es ese paquete que hay en el maletero que tiene sobre su cabeza?”. El otro contesta: “Ah, eso es un McGuffin”. El primero insiste: “¿Qué es un McGuffin?”, y su compañero de viaje le responde: “Un MacGuffin es un aparato para cazar leones en Escocia”. “Pero si en Escocia no hay leones”, le espeta el primer hombre. “Entonces eso de ahí no es un MacGuffin”, le responde el otro.”

Esta conversación me recuerda a la que Bogart tiene en Casablanca, no le veo yo a  Humphrey haciendo cosas que no lleven a ninguna parte, pero será mi mitomanía:

Claude Rains:   ¿Por qué demonios vino a Casablanca?
Humphrey Bogart:   Mi salud. Vine a tomar las aguas.
Claude Rains:    ¿Qué aguas, las del desierto?
Humphrey Bogart:    Al parecer me informaron mal.

Supongo, que hay miles de ejemplos en la vida. Detonantes que te llevan a lugares que a priori no concebías como sitios en los que tú pudieras habitar. Inicios de ovillos, tramas sin importancia que te hacen dar el primer paso.

Eso nos lleva a W y a mí, por aquellas extrañas relaciones mentales que hacemos, a hablar de la diferencia entre nostalgia y añoranza. Y sin ningún fundamento científico ni etimológico se nos antoja que  “nostalgia” corresponde a eso que no ocurrió, al “hubiera podido ser”. Al MacGuffin de las relaciones. Queremos,  y lo intentamos sin éxito, encontrar una palabra que defina ese deseo incumplido más allá de la palabra “nostalgia”, lo dejamos en lo que nos da por llamar “profundo subjuntivo”.

Los profundos subjuntivos son primos hermanos de los “tal vez” y coincidimos que es una bonita palabra en todos idiomas que conocemos, que son pocos, claro.

Hartos de profundos subjuntivos y de maybes queremos reivindicar la felicidad y los finales felices, no queremos más finales tristes ni actores oscarizados por la tragedia.

W no recuerda “¿Qué bello es vivir?” y se la explico. ¿Cómo sería la vida de los demás si no hubiéramos nacido? Nos parece que no cambiaría tanto, callamos y por aquello de no darnos a más piñas coladas sin fresas, decidimos que algo sí debemos influir en nuestras familias, en nuestros amigos, en nuestro entorno… no sé si nos lo decimos muy convencidos…
 
El título del que no te ibas a acordar, W, es “La vida es un milagro” de Kusturica –pronunciando la “c” como una “z”-.
 

El taxista me desea suerte. Ójala sea esto un MacGuffin, pienso, la suerte como detonante de todo lo demás.

No hay comentarios:

Publicar un comentario