Si me acompañas

Ahora estoy leyendo La Divina Comedia, ya sabes, de Dante Alighieri, si te apetece, me acompañas.

miércoles, 24 de julio de 2013

Caminar


M me dice que el camino enseña lo que quiere y no lo que tú quieres aprender, el camino de Santiago. Que para caminar lleve calzado cómodo, que me compre un número más y que lleve poco equipaje y menos expectativas.

L con su cabello blanco, su escucha y sus buenos modales me enseña que los dos nos hemos contado mucho durante estos años, que nos entendemos con la mirada y que las referencias y los recuerdos son rápidos de explicar entre nosotros, que no nos hemos olvidado de ninguna de nuestras conversaciones, conversaciones que llevamos teniendo desde hace 20 años.

M pone banda sonora a sus pasos y me cuenta los colores y los secretos de los caminos que camina en la GR 92. Que los escritores del XIX, le digo, describían los paisajes durante numerosas páginas, pero que él me cuente los trayectos con referencias cinematográficas que requieren sólo un título, ya me vale. Que esciba lo que pasa mientras camina, le pido. Y sonríe. Creo que le  gusta la idea.

L habla de que cuando ama ama mucho y cuando no, nada.

M  y yo juntamos vivires en una mesa que una vez servimos y en la que hoy somos nosotros los que tomamos un café. Pocos quedan de entonces y es extraño que los que quedamos seamos nosotros. Le miro, se parece tanto a D. Se parece más a D que el mismo D. Aunque siempre se parecieron, sus almas fueron diferentes. Nunca pensé que iba a gustarme más el alma de M que la de D.
A D le volvieron del revés como a un calcetín. Ahora D es un calcetín blando.

L ahora se mueve con una silla de ruedas que no quiere que tome protagonismo, que quiere que no se vea... ¿Cómo disimular una silla?¿Cómo disimular lo que no podemos hacer?, ¿lo que fuimos?  Y aún siendo difícil, lo conseguimos, nos olvidamos de ella y creamos caminos nuevos que no la necesitan, las palabras no necesitan de movimiento, los recuerdos y los proyectos, a veces, tampoco.

M camina, a los casi 40 todos caminamos. Es la terapia, el deporte, el movimiento es la espiritualidad de mi generación. Todo el que busca camina. Y M camina, otros tantos caminan, incluso hay quien corre, A y A corren.

Al fin aprendí -y me acuerdo, como si fuera ahora, de la conversación con I en Laie hace 20 años, otra vez, pensamientos de entonces- aprendí, decía, a rodearme de gente que cuida - S me dice que aprende de mi ese concepto "cuidar"- y piensa en los demás, y además es sensible a la letra escrita y a la palabra dicha.

Todo va a ir bien, me repito, no puede ser de otra manera.

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