P. citaba el otro día una frase para apoyar sus ganas de trabajar en lo que le gusta, para empujarse a sí mismo al riesgo. La frase, P. la atribuía a Bill Gates, pero miratúpordonde hoy la leo en un diario y dicen que es de Steve Jobs. No sé. A mi me da que es más de Steve, quizás porque me cae mejor.Sea como sea es buena.
Si hoy fuese el último día de mi vida, ¿querría hacer lo que voy a hacer hoy? Y si la respuesta era no durante demasiados días seguidos, sabía que necesitaba cambiar algo.
A P. que siempre le hace gracia descubrir de quién hablo en el blog, le dediqué una vez un cuento, se titulaba el Chico Largo y, aunque no tiene nada que ver con la historia que yo escrbí, existe una leyenda nicaragüense con ese mismo título:
"Ese Chico Largo que vende el alma de los hombres. Se le miraba por el manantial...dicen que ahí se hacen los contratos... La gente veía llegar a Chico Largo montado en un gran caballo negro, los trabajadores lo veían entrar por un portón y después se desaparecía..."

El ocho tumbado que hay en el centro del Lago de Nicaragua es La Isla de Ometepe donde ejerce de vendedor de almas el Chico Largo.

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