Decía el artículo que ellos eran la explicación clave para entender y demostrar, sin dejar lugar a las dudas, la existencia de alienígenas y, además, sus abducciones y visitas constantes a la Tierra.
Así pues, Paul y Nicolas habrían sido abducidos y sustituidos por extraterrestres (me gusta más esta palabra que la de alienígenas) que, manteniendo la apariencia de los humanos reemplazados no pueden del todo mantener su particular esencia, sino una más blanda y sin sangre (a las evidencias me remito).
Yo que hasta entonces nunca había entendido qué le había pasado a Nicolas Cage tras su maravillosa actuación en Birdy, de Alan Parker, y que siempre sospeché de la comisura de los párpados (¿se puede decir eso, “comisura de los párpados”?) precozmente lánguidos y la apariencia de vieja inglesa de Paul, aquella teoría me sirvió para atar los cabos sueltos de mis desasosiegos. Pero no pasó mucho tiempo hasta que descubriera algo más sobre Paul. La vieja y conocida, pero para mí, recién descubierta, teoría de su muerte. Corría el año 2005, creo yo.
Cuenta la leyenda que Paul McCartney murió la madrugada del 9 de noviembre de 1966 y que los Beatles aconsejados por Brian Epstein, su manager de entonces, lo mantuvieron en secreto; desde entonces el lugar del bajista lo ocupó un policía canadiense de gran parecido físico con el beatle muerto y no tanto con su dotes musicales, pero eso sabemos que puede solucionarse. John, Ringo y George, tristes plagan las canciones de entonces de referentes a la muerte de su amigo y de pistas en las portadas de los discos, en fin… la teoría tiene argumentos para existir.
Lo importante ahora es: de acuerdo Paul es William y no es un alienígena, pero ¿y Nicolas?

Bien, hoy he leído en las fiables fuentes de yahoo que el inefable Nicolas Cage podría ser un vampiro, y una foto del 1870 lo demuestra, incluso se puede adquirir en ebay.

Me gusta cuando las cosas tienen respuestas.
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