
Se llamaba Encarna. Tenía el pelo encrespado, la mirada ausente y pocos amigos. Y sorbía mocos. Eso es lo que recuerdo de ella. Eso y que una vez la vi robando. Cogía dinero de los abrigos que colgábamos en el perchero de la clase. La clase de sexto de primaria en un colegio de monjas. Un día aguardé a que no hubiera nadie y le pedí, por favor, que lo devolviese todo. Me miró, con su mirada ausente, y se fue. Sé que no me hizo caso.
Era antipática, sorbía mocos, olía mal y, a pesar de todo, la recuerdo con ternura. Yo que casi no recuerdo nada de mi infancia, a ella la recuerdo con muchísima ternura. Yo creo que, tal vez por eso, a ella le gusta quedarse ahí, en mi memoria.
Me da mucha lástima cómo han dejado nuestro colegio, ¿has visto en qué han convertido la capilla?.
ResponderEliminarNoooo, ¿en qué?
ResponderEliminarde la capilla yo no sé nada, pero me han dicho que hay un cráter en lo que antes era el campo de fútbol sala que había justo antes de llegar a la pista de atletismo... un proyecto abortado por el ayuntamiento.
ResponderEliminar¿pero qué ha pasado con la capilla?
En el comedor. Las vidrieras han desaparecido, no sé si es que el recuerdo mejoraba mucho la realidad, pero recuerdo como la luz entraba de mil colores; y ahora solo se puede ver cómo los microondas dan vueltas. Una auténtica lástima.
ResponderEliminarNo sé si han "mejorado" el resto de instalaciones, quizá vaya un día de puertas abiertas, solo por chafardear.
Un beso.
Jajajaja
ResponderEliminarQueridos anónimos, creo que estamos mezclando recuerdos y colegios. Yo fui a dos colegios de monjas; en el segundo no han hecho nada con la capilla, pero en el primero, me temo que sí. Y en ese primero ;) no había pista de atletismo ni campo de fúltbol donde puedan habitar cráteres.
Anónimo primero, a mí también me gustaría ir el día de puertas abiertas... dime algo si te enterás. Gracias